
Para aproximarnos a la historia del coche eléctrico (EV), es importante ponerla en contexto. Poco antes del siglo XX, aunque el caballo era el medio de transporte de la época, a medida que iba creciendo el poder adquisitivo y aparecían nuevos avances tecnológicos, los consumidores deseaban experimentar nuevas formas de transporte.
Llegado a este punto gasolina, vapor y energía eléctrica estaban disponibles en el mercado, y competían por dominarlo. Las maquinas de vapor se habían establecido, había demostrado su utilidad en fábricas, trenes, minas y barcos, sin embargo tenían un problema, necesitaban un tiempo muy prolongado de calentamiento, eran poco eficientes y necesitaban constantemente agua. Los primeros coches eléctricos eran una alternativa ideal a las máquinas de vapor y de combustión.
Así los EV comenzaron a encontrar su lugar de modo lucrativo, para uso en las ciudades. Sus principales clientes eran mujeres, que encontraban la forma ideal de desplazarse en trayectos cortos por la ciudad.
Los primeros eléctricos de finales de siglo no tuvieron gran éxito, ya que las carreteras en mal estado fuera de las ciudades dificultaron que se aventuraran mucho más allá de sus límites. A medida que la electrificación se desarrolló en la década de 1910, la carga de estos primeros EV fue más fácil y aumentó su atractivo público.
La indrustria del automóvil se percató y se comenzó a experimentar con los coches híbridos eléctricos. Un ejemplo lo encontramos en Ferdinand Porsche, que desarrolló el P1 en 1898, el que además fue su primer coche.
Thoma Edison, confiando en la superioridad de los eléctricos sobre otras alternativas, desarrolló baterías de mejor rendimiento. Henry Ford, amigo de Edison, se asoció con él en 1914 para investigar opciones de EV más económicas.
Sin embargo, el primer Ford Modelo T de producción en masa en 1912 costaba unos 650 dolares, pero la alternativa eléctrica triplicaba la cifra.
Cuando se mejoraron los sistemas de carreteras y se empezaron a descubrir abundantes reservas de crudo, los EV sufrieron una caída y en 1935 ya casi habían desaparecido.
En los 30 años posteriores parecía que el motor de combustión dominaría para siempre la batalla por el mercado. Y esto fue así hasta la década de los 70, con la crisis del petróleo.
Como ocurre con los coches de motor de combustión, no hubo un único inventor de los coches eléctricos. El origen y su evolución son producto de una serie de descubrimientos e inventos que se fusionarían para dar lugar a lo que hoy conocemos por automóvil eléctrico.
Los primeros eléctricos de Anyor Jedlik en 1828 o Thomas Davenport en 1834, carecían de baterías recargables fiables y autónomas. Por lo tanto, tenían una utilidad limitada como medio de transporte.
Fue en 1859 cuando el físico francés Gaston Plante desarrolló la primera batería de plomo-ácido. Lo que dio a pie a una tecnología que mejoró Camille Alphonse Faure en 1881, haciendo posible la producción industrial de baterías.
De esta manera, contando con una fuente de energía recargable y fiable, otros inventores comenzaron a experimentar con la electricidad y la locomoción.
A pesar de sus ventajas sobre los motores de gasolina en la época, la falta de infraestructura eléctrica fue un obstáculo qué puso freno a un consumo masivo.
Es así como los eléctricos cayeron en un declive a la sombra de los coches de combustión, en especial al descubrirse grandes depósitos de petróleo. En la década de los 30 la mayoría de los fabricantes eléctricos habían cerrado o habían detenido la producción.
Sin embargo la tecnología se mantuvo para funciones especializadas en carretillas elevadoras, carritos de golf, o coches de nicho. Pero a finales del siglo XX volvieron a resurgir.
GM experimento con coches eléctricos a mediados de los 60 con el Electrovair, que nunca llegó a producirse en masa. Se alimentaba de una paquete de baterías de plata y zinc con 532 voltios. Unas décadas más tarde lo intentó de nuevo con el EV1 que se desarrollo a mediados de la década de los 90.
El General Motors EV1 fue el primer automóvil eléctrico producido en masa y construido especialmente en la era moderna por uno de los fabricantes de automóviles más importantes del mundo.
Aunque de aspecto humilde, este automóvil introdujo una serie de novedades:
- Era el primer vehículo de GM diseñado desde cero como EV.
- El EV1 también fue el primer (y único) automóvil de pasajeros comercializado bajo la marca GM, y no una de sus filiales.
GM se embarcó en este proyecto en el que diseñó y construyó el EV1 inspirados por la CARB (Junta de Recursos del Aire de California) que aprobó una orden por la que los fabricantes estadounidenses debían desarrollar vehículos de cero emisiones en el estado.
Tesla Motors produjo su primer coche eléctrico en 2008. El Roadster fue una revolución en la era moderna del vehículo eléctrico y contó con tecnología de batería de vanguardia y un sistema de propulsión eléctrico.
El Roadster original era un vehículo eléctrico de batería (BEV) y fue el primer automóvil totalmente eléctrico de producción en serie en usar una batería de iones de litio como fuente de energía. También es el primer automóvil totalmente eléctrico capaz de viajar más de 320 kilómetros por carga y podía alcanzar una increíble velocidad máxima de 200 km / h.
Entre 2008 y 2012, se vendieron más de 2.450 Roadsters en más de 30 países de todo el mundo.
Fuente imágenes: Arnaud 25 - RightBrainPhotography; - Roadster 2.5 windmills
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