¿Has sufrido malos hábitos de conducción? Entonces te sonará el momento “claxon”. Lo cierto es que existen muchas conductas nefastas al volante, y no es exclusivo de una zona geográfica, país o ciudad.
Lo peor es que lo tenemos asimilado, casi aceptamos que en algún momento nos podemos ver en una situación comprometida que nos obligue a reaccionar a tiempo, hacernos con un buen seguro o un coche del futuro.
Aquellos que son detenidos por circular de manera no exactamente ilegal pero si peligrosa y cuestionable, ¿crees que deben volver a examinarse de nuevo del carnet de conducir, en su versión teórica y práctica? De ser así ¿estarían de más algunas normas de circulación o incluso habría menos accidentes de tráfico?
Un mañana sin conductores.
Llegados a este punto, cada vez conducir es menos necesario en la vida cotidiana. Es muy posible que en un futuro próximo no sea necesario tener permiso de conducción para circular en un vehículo.
El transporte público está llegando a un punto en que utilizarlo es igual de eficiente, y a esto se le suma que cada vez más personas trabajan desde casa. Sin embargo, la gente todavía está obsesionada con viajar en sus propios vehículos motorizados. Quizá persiste la pasión de conducir coches, o la mecanofilia esté en auge.
Es cierto que no todas las personas que estén leyendo este post tienen una conducción insegura. De hecho, la mayoría de los lectores del blog de Crestanevada son buenos conductores. Y esto se debe a que practican el control activo de su vehículo y se interesan por conducir bien. El problema está que aquellos que abandonan esta conducta lo han hecho a lo grande.
Los costes de la situación y la seguridad vial.
Es evidente el coste humano ante los malos hábitos de conducción. Según la DGT uno de cada tres accidentes mortales son causados por distracciones al volante, y la Asociación Nacional de Seguridad Vial afirma que el 90% de los accidentes ocurren por fallos de comportamiento vial.
Desde otro punto de vista material, la mala conducta al volante está costando mucho dinero al estado. Dinero para infraestructuras, ampliación de carreteras, túneles y demás redes para disminuir atascos causados por accidentes y averías a gran escala.
El coste no es una pequeña cifra, hablamos de miles de millones de euros en total cada año. Si te dieran la opción de mejorar tu conducción o mantener los miles de euros en impuestos para infraestructuras por año, ¿qué preferirías?.
¿Pueden ser los vehículos autónomos la solución?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la idea de coches que funcionan por sí sólo resulta seductora.
Nos ponemos en situación: Aquella persona que haya bebido más de la cuenta puede ser llevado a casa por su coche autónomo, o puedes dormir dos horas por la mañana mientras estas en un atasco. Sencillamente, podemos prohibir de forma permanente la conducción a malos conductores sin que corra riesgo su sustento.
Cuando alguien adelante en el trayecto prohibido de una carretera, cuando se salte el semáforo en rojo, cambie de carril sin mirar, o gire a la derecha sin poner intermitente, sería el momento de depojarlo de su privilegio de conducir su vehículo a motor y devolver dicho privilegio al propio coche.
Si estos malos hábitos de conducción nos ponen en riesgo, nos están costando el dinero y no traen beneficio alguno, ¿no te parece que esta falta de habilidad se puede aliviar con la capacidad de una máquina?
La tecnología del coche autónomo se esta haciendo notar, y muchos fabricantes están invirtiendo numerosos recursos al desarrollo de esta tecnología. Sin embargo, aún no encuentras coches capaces de llevarte a tu destino por sí mismos en ningún concesionario. Y las mayoría de los que aparecen en prensa o publicidad obedecen a estrategias de marketing y comunicación para crear la expectación de la llegada de vehículos autónomos, que sin embargo entrarán en el mercado inevitablemente.
Las relatos de ciencia ficción auguran la llegada de los coches autónomos. Pero aunque parezca increíble esta tecnología nos introduce en un debate muy interesante desde la perspectiva legal y ética, al estilo de la literatura de Asimov, y la inteligencia artificial. Y tu, ¿te dejarías llevar por un coche autónomo?